Decía Marguerite Duras que, para ella, escribir era «aullar sin ruido; confesar y borrar huellas». También dijo que la soledad no se encontraba, sino que se hacía; que ella la hizo y que la literatura nunca la abandonó. Mientras coordinaba esta antología, pensaba en estas palabras o en las de Clarice Lispector cuando se refería a la escritura como esa maldición que salva, y de pronto, entendí que este vínculo era fruto de una soledad compartida. Después de este tiempo me atrevo a decir que los talleres contribuyen a que escribir deje de ser un oficio solitario para convertirse en un acto de valentía y generosidad. Así lo aprendí de mi maestro, Antonio Almansa, y así he intentado transmitírselo a quienes, desde hace más de una década, asisten a nuestros encuentros —que, desde 2018, se celebran en la Librería Luces—. Antes de ser escritas, estas páginas fueron soñadas. En los últimos cursos dedicamos parte de nuestras sesiones a estudiar la obra de algunas autoras imprescindibles; muchas de ellas apenas habían sido reconocidas. Cada una de las participantes de este libro eligió a una —confieso que no fue una decisión fácil—. Luego, Nora Luque se ofreció a ilustrar a las quince escritoras que inspiraron esta primera edición de El vínculo, un proyecto que, año tras año, esperamos que se siga alimentando con nuevas voces y nuevas historias.
LAURA SANTIAGO
Desde 2018, LAURA SANTIAGO imparte talleres de escritura en la céntrica Librería Luces (Málaga), a través de la asociación cultural Kreadores. Actualmente, coordina siete grupos presenciales y un taller online, compaginando esta labor con la corrección y gestión cultural. Esta antología es una pequeña muestra de algunos de los trabajos que han surgido de sus encuentros. Deseamos que, a partir de esta primera publicación, se unan nuevas voces para seguir construyendo este vínculo.